La selva amazónica es uno de los pocos lugares del mundo que albergan una incomparable megadiversidad de especies de flora y fauna. Es, asimismo, zona de recarga de los ríos que provienen de las alturas andinas. Así también, es el hogar de una gran cantidad y variedad de pueblos indígenas, que aportan multitud de manifestaciones culturales y lenguas a la riqueza cultural de nuestro país. Pero, para su mala suerte, la Amazonía también es un lugar que alberga inmensas cantidades de recursos que son codiciadas por las empresas que se enriquecen gracias al sistema económico consumista y depredador imperante, riquezas que en la actualidad la está poniendo en peligro de desaparecer.
En efecto, por culpa del modelo económico primario-exportador que continúa aplicando este autodenominado gobierno “nacionalista”, se sigue poniendo en peligro la existencia de nuestras futuras generaciones, al otorgar indiscriminadamente más concesiones petroleras en zonas donde se ubican ecosistemas frágiles y de vital importancia para el desarrollo del ser humano y de otras especies.
El anuncio dado a un medio local por el Presidente de Perúpetro, Aurelio Ochoa, demuestra que este gobierno no tiene la más mínima intención de cambiar el statuo quo, ni, mucho menos, aplicar una verdadera política que proteja nuestro medio ambiente en aras de brindar a las actuales y futuras generaciones las condiciones más adecuadas para su desarrollo integral y sostenible.
Los muy recientes y constantes derrames de petróleo ocurridos en la selva peruana han puesto en evidencia no sólo las malas prácticas y el absoluto desinterés de las empresas petroleras con relación a la protección del medio ambiente (omisión que, dicho sea de paso, en realidad les beneficia, en la medida en que con ello se ahorran costos), sino también la ausencia de una política de Estado que realmente proteja este enorme, maravilloso y sumamente frágil ecosistema que es nuestra Madre Selva.
Ya es hora de que cada uno de nosotros tome conciencia de la grave problemática ambiental por la que atraviesa el mundo entero y sobre las terribles consecuencias que nos esperan si seguimos aceptando mansamente el actual sistema económico inhumano y antinatural que nos consume. Hoy, más que nunca, los seres humanos necesitamos rencontrarnos con la Naturaleza y comprender que somos parte de ella, y que sin su existencia simplemente no somos nada.
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