Por Róger Rumrrill
La Amazonía Peruana, el espacio estratégico geoeconómico, geopolítico e hidropolítico del Perú en el siglo XXI, está en el ojo de la tormenta ambiental, social, económica y política.
La cuenca amazónica, como dice Mónica Bruckmann, es un espacio de disputa global en el contexto de crisis del sistema-mundo y en el que los países occidentales todavía controlan el 56 por ciento de la economía mundial. Pero esta hegemonía en disputa por potencias como China, Rusia y la India caerá a sólo el 25 por ciento en 2030, de acuerdo a los analistas de la geopolítica global.
Causas de la crisis amazónica
La Amazonía Peruana, el espacio estratégico geoeconómico, geopolítico e hidropolítico del Perú en el siglo XXI, está en el ojo de la tormenta ambiental, social, económica y política.
La cuenca amazónica, como dice Mónica Bruckmann, es un espacio de disputa global en el contexto de crisis del sistema-mundo y en el que los países occidentales todavía controlan el 56 por ciento de la economía mundial. Pero esta hegemonía en disputa por potencias como China, Rusia y la India caerá a sólo el 25 por ciento en 2030, de acuerdo a los analistas de la geopolítica global.
Causas de la crisis amazónica
¿Cuáles son las causas de que la Amazonía Peruana, que contribuye con más del 90 por ciento de la producción gasífera y con más del 70 por ciento de la producción de hidrocarburos líquidos y otras riquezas a la economía del país esté en una situación de desastre económico, ambientalmente en emergencia y al borde la implosión?
Sin duda una de las causas es la miope, cortoplacista, extractivista y colonial percepción que los gobiernos y las clases dominantes han tenido y tienen sobre la Amazonía desde el inicio de la república. Una expresión de ese colonialismo mental y económico son las más de 18 mil leyes que se dieron para la Amazonia desde 1821 hasta la fecha. La Ley 1220, Ley de Tierras de Montaña, promulgada por Leguía, es el mayor y peor ejemplo, sólo comparable con los decretos legislativos que expidió Alan García para la implementación del Acuerdo Comercial o Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
Para la Ley 1220, que contiene el pensamiento y los intereses de la burguesía de “la república aristocrática” y para las normas del “perro del hortelano” de Alan García, que expresan la ideología y los intereses del extractivismo neoliberal a ultranza, la Amazonía es solo un espacio remoto, salvaje, repleto de materias primas que hay que extraer y explotar hasta el agotamiento y poblado de indios que ocupan grandes espacios de tierras y territorios que no los aprovechan y que hay que entregar a las grandes empresas para que generen riqueza.
Estos grupos de poder y estos políticos, de ayer y de hoy, no tienen ninguna visión estratégica, de mediano y largo plazo, sobre una región que debería ser la renta estratégica del Perú en el siglo XXI.
La corrupción, mal endémico en el Perú; un estado ausente y casi siempre aliado y cómplice del gran capital; despilfarro y pésima inversión del recurso fiscal, además de la ineptitud y falta de capacidad del aparato público son sólo algunas de las otras causas que explican y revelan la debacle amazónica.
Una mirada a las cinco regiones
Una mirada a las cinco regiones amazónicas- Loreto, Madre de Dios, Amazonas y San Martín-nos revelan y descubren el transfondo de la crisis regional
amazónica.
Loreto es la región al borde del colapso. De acuerdo al economista Róger Grández Ríos, la Región Loreto puede implosionar si los gobiernos sub nacional y nacional no toman medidas de emergencia. Veamos sólo algunos datos y cifras: 70 personas pierden sus trabajos cada día; los tres únicos negocios “rentables” en Iquitos son los casinos, el narcotráfico y el remate de bienes en las casas de préstamos. De las obras construidas en años recientes con 5 mil millones de soles de inversión, el 25 por ciento no sirve, el 20 por ciento no se utiliza y el 55 por ciento es infraestructura que se deteriora y no tiene mantenimiento.
El Gobierno Regional de Loreto ha recibido en la última década 8 mil 300 millones de soles del canon petrolero. Buena parte de estos fondos han sido tragados por la corrupción y dilapidados en obras mal hechas o inservibles. Este mes de octubre Loreto no recibirá un céntimo de canon petrolero porque la actividad está paralizada y la región, que vivió en una época la ilusión de la renta cauchera y en la última década la quimera de la renta petrolera, sufre las consecuencias de todos los males señalados y en particular del cortoplacismo y del modelo primario exportador.
El bloqueo del río Marañón en Saramurillo y Saramuro por 56 Comunidades Indígenas desnuda el comportamiento de ese Estado autista que se pone de rodillas ante los poderes fácticos: no ha cumplido ni ejecutado las actas firmadas ni los compromisos pactados para resarcir y remediar los daños a las víctimas del apocalipsis ambiental ocasionados por el extractivismo petrolero.
En las demás regiones amazónicas la crisis no ha tocado fondo. Pero la conflictividad está latente, el desastre ambiental está imparable, sobre todo en Madre de Dios con la minería informal e ilegal que en menos de un quinquenio ha devastado más de 50 mil hectáreas de bosques, contaminado ríos y convertido en tierra baldía las más fértiles tierras aluviales donde están depositadas las pepitas de oro.
San Martín y un nuevo modelo de desarrollo
La Región San Martín es la única que escapa a esta crisis generalizada. ¿El secreto? Mayor diversificación productiva, buena conectividad intra y extrarregional, menor tasa de corrupción, fuerte tejido social e institucional y política cultural que revaloriza y fortalece las raíces identitarias regionales.
Pero hay una agenda todavía pendiente en San Martín: detener la deforestación que amenaza las vitales fuentes de agua; diversificar aún más la producción con obtención de valor agregado y concluir con la titulación de las tierras y territorios indígenas.
El proceso iniciado en San Martín debe ser el inicio de un proceso que nos debe conducir finalmente a la construcción de un modelo de desarrollo sostenible en la Amazonía.
Sin duda una de las causas es la miope, cortoplacista, extractivista y colonial percepción que los gobiernos y las clases dominantes han tenido y tienen sobre la Amazonía desde el inicio de la república. Una expresión de ese colonialismo mental y económico son las más de 18 mil leyes que se dieron para la Amazonia desde 1821 hasta la fecha. La Ley 1220, Ley de Tierras de Montaña, promulgada por Leguía, es el mayor y peor ejemplo, sólo comparable con los decretos legislativos que expidió Alan García para la implementación del Acuerdo Comercial o Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
Para la Ley 1220, que contiene el pensamiento y los intereses de la burguesía de “la república aristocrática” y para las normas del “perro del hortelano” de Alan García, que expresan la ideología y los intereses del extractivismo neoliberal a ultranza, la Amazonía es solo un espacio remoto, salvaje, repleto de materias primas que hay que extraer y explotar hasta el agotamiento y poblado de indios que ocupan grandes espacios de tierras y territorios que no los aprovechan y que hay que entregar a las grandes empresas para que generen riqueza.
Estos grupos de poder y estos políticos, de ayer y de hoy, no tienen ninguna visión estratégica, de mediano y largo plazo, sobre una región que debería ser la renta estratégica del Perú en el siglo XXI.
La corrupción, mal endémico en el Perú; un estado ausente y casi siempre aliado y cómplice del gran capital; despilfarro y pésima inversión del recurso fiscal, además de la ineptitud y falta de capacidad del aparato público son sólo algunas de las otras causas que explican y revelan la debacle amazónica.
Una mirada a las cinco regiones
Una mirada a las cinco regiones amazónicas- Loreto, Madre de Dios, Amazonas y San Martín-nos revelan y descubren el transfondo de la crisis regional
amazónica.
Loreto es la región al borde del colapso. De acuerdo al economista Róger Grández Ríos, la Región Loreto puede implosionar si los gobiernos sub nacional y nacional no toman medidas de emergencia. Veamos sólo algunos datos y cifras: 70 personas pierden sus trabajos cada día; los tres únicos negocios “rentables” en Iquitos son los casinos, el narcotráfico y el remate de bienes en las casas de préstamos. De las obras construidas en años recientes con 5 mil millones de soles de inversión, el 25 por ciento no sirve, el 20 por ciento no se utiliza y el 55 por ciento es infraestructura que se deteriora y no tiene mantenimiento.
El Gobierno Regional de Loreto ha recibido en la última década 8 mil 300 millones de soles del canon petrolero. Buena parte de estos fondos han sido tragados por la corrupción y dilapidados en obras mal hechas o inservibles. Este mes de octubre Loreto no recibirá un céntimo de canon petrolero porque la actividad está paralizada y la región, que vivió en una época la ilusión de la renta cauchera y en la última década la quimera de la renta petrolera, sufre las consecuencias de todos los males señalados y en particular del cortoplacismo y del modelo primario exportador.
El bloqueo del río Marañón en Saramurillo y Saramuro por 56 Comunidades Indígenas desnuda el comportamiento de ese Estado autista que se pone de rodillas ante los poderes fácticos: no ha cumplido ni ejecutado las actas firmadas ni los compromisos pactados para resarcir y remediar los daños a las víctimas del apocalipsis ambiental ocasionados por el extractivismo petrolero.
En las demás regiones amazónicas la crisis no ha tocado fondo. Pero la conflictividad está latente, el desastre ambiental está imparable, sobre todo en Madre de Dios con la minería informal e ilegal que en menos de un quinquenio ha devastado más de 50 mil hectáreas de bosques, contaminado ríos y convertido en tierra baldía las más fértiles tierras aluviales donde están depositadas las pepitas de oro.
San Martín y un nuevo modelo de desarrollo
La Región San Martín es la única que escapa a esta crisis generalizada. ¿El secreto? Mayor diversificación productiva, buena conectividad intra y extrarregional, menor tasa de corrupción, fuerte tejido social e institucional y política cultural que revaloriza y fortalece las raíces identitarias regionales.
Pero hay una agenda todavía pendiente en San Martín: detener la deforestación que amenaza las vitales fuentes de agua; diversificar aún más la producción con obtención de valor agregado y concluir con la titulación de las tierras y territorios indígenas.
El proceso iniciado en San Martín debe ser el inicio de un proceso que nos debe conducir finalmente a la construcción de un modelo de desarrollo sostenible en la Amazonía.
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