Por Patricio Montesinos
El actual presidente boliviano, Evo Morales, le pegará De Zurda a sus “contrincantes” de la derecha maltrecha y financiada por Estados Unidos, en los comicios generales a celebrarse el venidero 12 de octubre en esa nación de la Patria Grande , hasta hace pocos años considerada la segunda más pobre de esta región, después de Haití.
Todas las encuestas auguran el triunfo del “Tsunami Azul”, como también le denominan al ya antes bautizado Gran Jefe Indio Latinoamericano, en la campaña electoral iniciada esta semana, empero más que los sondeos son los hechos concretos los que vaticinan su casi seguro cómodo éxito en la cercana consulta popular.
Por citar algunos relevantes logros de Morales, bajo su mandato Bolivia ha sido el país de América Latina y el Caribe que más ha reducido la pobreza, con 32,2 puntos porcentuales, según un informe dado a conocer recientemente por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Acorde con el documento del PNUD, ese Estado andino se sitúa además como líder en la Patria Grande en cuanto al cambio de la población vulnerable (16, 9 puntos porcentuales), incrementándose al mismo tiempo sus habitantes con recursos financieros holgados.
El “Tsunami Azul”, simbólico apelativo por su perseverante lucha por el derecho soberano de su pueblo a una salida al mar, ha transformado a Bolivia en una potencia energética, tras nacionalizar los hidrocarburos, e impulsar esa importante industria generadora de riquezas y locomotora de otras.
Similar hizo en diversas esferas de la economía, el comercio y los servicios, en las que empresas extranjeras con la anuencia de los regímenes neoliberales de turno saqueaban a la Pachamama (madre tierra), antes del Proceso de Cambio puesto en marcha por Morales, luego de su ascenso al poder en 2006.
A la misma vez, el mandatario boliviano ha promovido numerosos programas sociales en diferentes sectores como la salud, la educación, el deporte y la construcción de viviendas, entre otros, con notorio impacto en una población de 11 millones de habitantes, que en su mayoría vivía en la miseria, sin acceso a un techo ni a agua potable, y sin derechos a una asistencia médica y enseñanza dignas.
Evo Morales, un hombre sencillo y humilde, pero con una firmeza, energía e inteligencia natural incalculables, ha hecho de Bolivia un referente regional e internacional, mientras él se ha convertido, sin duda alguna, en un líder reconocido a nivel mundial, motivo por el cual preside actualmente el Grupo G-77 más China, conformado por 133 países miembros de la ONU.
Su política exterior ha sido clara, al Imperio norteamericano “ni un tantico así”, como dijo el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara, mientras le ha esclarecido a Washington en reiteradas ocasiones que no le teme a sus amenazas ni a sus persistentes acciones conspirativas.
Sin temblarle el pulso, el Gran Jefe Indio Latinoamericano expulsó del territorio boliviano a la llamada Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID, por sus siglas en inglés), un engendro creado por los servicios secretos del Pentágono para subvertir el orden, con los llamados golpes blandos, en países cuyos gobiernos la Casa Blanca considera adversarios.
La USAID tuvo que recoger sus bultos, como varios diplomáticos de Washington dedicados a perturbar el Proceso de Cambio, lo que no quiere decir que algunas de sus manos peludas permanezcan aun en Bolivia para intentar socorrer en la contienda electoral de octubre venidero a los candidatos de derecha, serviles a los intereses estadounidenses.
El “Tsunami Azul” es otra espina en la garganta del Imperio, no solo por favorecer a sus compatriotas más desposeídos, sino también por ser un guerrero incansable de las ideas en defensa de la soberanía, la independencia y la integración de la Patria Grande.
Igual lo es por su conducta solidaria con todos los pueblos de este mundo, lo que se ejemplificó una vez más cuando Morales declaró hace pocas semanas a Israel como Estado Terrorista, luego que el régimen de Tel Aviv masacró con sus agresiones militares a los palestinos de Gaza.
Sus “contrincantes” conservadores saben muy bien, igual que la Casa Blanca, que poco o nada pueden hacer en las próximas elecciones contra Evo, quien ha dignificado Bolivia en el siglo XXI, como la soñó el Che en la centuria pasada.
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