viernes, 14 de octubre de 2011

PACHAKAMAQ Y EL CRISTO DE PACHACAMILLA*

Son cada vez más escasos los motivos de integración nacional, el deporte tuvo su momento. Sin embargo uno a uno concluyeron las eras del tiro y del tenis (50as) del Box (60as) Football (70as) Vóleibol (70as y 80as) y los 90as nuestro estupor ante la violencia. Y en los últimos años ha sido por un lado la nominación de Macchu Pichu como una las maravillas del mundo moderno y de la otra el espectacular auge y prestigio de nuestra gastronomía nacional.
Sin embargo uno de los principales motivos que ha permanecido imperecedero a lo largo del tiempo (centurias) ha sido la devoción al Cristo de Pachacamilla. Por la importancia que tiene este hecho es muy necesario reseñar su origen y su “identidad” originaria poco conocida.
Rememorando esta devoción data de 1652, primera fecha en que queda registrada la existencia de la pintura de un Cristo Moreno, en el muro de un terreno baldío contiguo al Barrio de las nazarenas, siendo esta obra atribuida a un esclavo negro de la época. Sin embargo recientes estudios de las crónicas y documentos de la época de la colonia nos permiten afirmar sin ninguna duda, que el actual culto constituye un Sincretismo remozado de un Culto ancestral** veamos como se dio este proceso. A partir de la demarcación de Pizarro, posterior a la fundación Hispana de Lima, se adjudican los terrenos de la ciudad encomenderos y nobles hidalgos. Bernabé Cobo señala en su fundación de Lima (1653) que el encomendero Hernán Gonzales el Viejo, poseía varias propiedades en Lima, siendo la principal aquella de los vecinos de pachacamilla(actual barrio de las nazarenas),contiguo a malambito-barrio de los esclavos negros y libertos. La denominación de Pachacamilla se atribuía a sus ocupantes, ya que eran oriundos del vecino valle de Lurín conforme a la tasa de 1549. Es comprensible entonces que los indígenas procedentes de aquella comarca –destacado- centro Espiritual Pre Hispánico –cuando fueron trasladados a Lima trajeran consigo el culto a su Huaca principal “Pachakamaq”.
Hay asimismo menciones en las crónicas que señalan que la evangelización en las zonas aledañas de Lima fue muy liviana, lo que permitió que subsistiera esta tradición religiosa ancestral, hasta bien adentrado, los años de la colonia. Así de esta manera, el antiguo credo permaneció practicado en la clandestinidad y sin mayores alteraciones. Hay otro hecho que profundiza mas esta certeza y es la situación que tras la fundación de La Ciudad de los Reyes Lima y el resto de las Ciudades mas importantes del país permanecieron por buen tiempo convulsionados por rebeliones y guerras civiles, lo que mermo significativamente la misión evangelizadora y de erradicación de los cultos nativos . Investigando en documentos de la época, también encontramos notaciones que en la Población Yunga, existía una larga tradición de pintura mural que se expresaba en telas y mates pintados la” Relación de Avila”asi lo menciona.
De igual manera es de destacar la tradición de pinturas sobre planchas de madera, como las de las conocidísimas “Tablas de Sarwa” de la Comunidad del mismo nombre de Ayacucho.
Esta tradición pictórica costeña de larga vigencia se mantuvo aun en pleno siglo XVII .No es pues de extrañar que los Tributarios de Hernán Gonzales ,trasladados a Lima ,pintasen en un pared del galpón donde habitaban ,la imagen de su divinidad, al cual le ofrecían sin duda las ofrendas habituales de los cultos andinos. El encomendero Gonzales como todo o español pudiente, poseía esclavos negros y entre 1544 y 1552 debió crearse una relación especial de trabajo entre indios y negros, que compartían vivencias y temores cotidianos.
Así cuando temblaba la tierra los naturales de Pachakamaq imploraran a su Huaca, que dominara las convulsiones sísmicas, por ser este su atributo principal. Siendo por ello razonable que los antiguos esclavos negros, ante los movimientos telúricos, se uniesen a los indígenas en sus suplicas. Posteriormente por causas naturales y por las guerras intestinas entre Hispanos, las poblaciones indígenas de los valles de la costa central, disminuyen ostensiblemente, quedando los negros como herederos de aquellas creencias religiosas. De esta manera el milenario culto a la Divinidad de los Temblores, queda profundamente arraigado en el ámbito costeño y se extendió y afinco entre la población negra. Mas de 100 años habían pasado desde la instalación de los naturales de Pachakamaq en las huertas de Lima de Hernando Gonzales, tiempo en que pobladores nativos,mestizoa y negros ,transmitieron su mensaje oral y su particular tradición mistica,de un grupo étnico a otro, mensaje profundamente religioso cargado de fe y esperanza. Esos 100 años permitieron el paulatino cambio de la original imagen de la Divinidad Pachakamaq en la imagen de un Cristo Moreno pintado al temple en un muro.
Sin embrago esta nueva imagen siguió manteniendo su principal y antiguo atributo del culto ancestral (Pachakamaq el que mueve, el que anima el mundo, señor de los Temblores) tal como se designa a la versión andina del Cristo de Pachakamilla “El Señor de los Temblores del Qosqo”
Por lo tanto sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que el antiguo culto a Pachakamaq subyace en la actualidad, mimetizado en el culto al Señor de Pachacamilla-Cristo Morado- preservando hoy como ayer su privilegiado mensaje de unidad e integración nacional.
*Articulo de Illa Poma de la CEANA
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