En un contexto de amenazas
externas, burocracia estatal y ofensivas extractivas, ya desde hace varios años la nación Wampís ha
desplegado una estrategia de resistencia, gobernanza comunitaria y diplomacia
para sostener su territorio, identidad y proyecto de vida.
Nueve años de autonomía: el proceso de
la Nación Wampís para reconstruir su autogobierno
Por Shapiom Noningo Secretario técnico del GTANW.
Debates Indígenas, 15 de julio, 2025.- La
Nación Wampís se ubica en la región nororiental del Perú, en los distritos de
Río Santiago (Kanus) y Morona (Kankaim). Con una extensión de más de 1,3
millones de hectáreas, el pueblo Wampis ejerce una autonomía basada en su
ocupación ancestral y en una visión propia de gobernanza territorial. Esta
autonomía se formalizó en 2015 con la proclamación del GTANW y la aprobación de
su Estatuto.
Los wampís comparten raíces históricas y culturales
con otros pueblos del grupo jíbaro, como los shuar, awajún y achuar. Desde
mediados del siglo XX, comenzaron a organizarse en comunidades nucleadas y, más
adelante, en federaciones como el Consejo Aguaruna y Huambisa (CAH), dando
origen a una estrategia de recuperación territorial que desembocaría en el
proyecto autonómico actual.
El GTANW no surgió de un vacío, sino de un proceso de acumulación de luchas, debates y construcción organizativa. Durante décadas, las comunidades denunciaron las limitaciones del modelo de comunidades nativas y comenzaron a elaborar visiones más integrales de territorio, identidad y autogobierno. De este modo, la creación del GTANW fue una afirmación colectiva de continuidad histórica y una respuesta a los vacíos jurídicos del Estado peruano. Orígenes históricos de la lucha territorial wampís
La historia del autogobierno Wampís no comienza en
2015. Durante siglos, este pueblo amazónico ha defendido su territorio frente a
diversos actores. Su autonomía se nutre de una larga trayectoria de defensa
territorial contra los incas, colonizadores, caucheros, colonos andinos,
invasores y actores estatales. De este modo, la resistencia territorial ha sido
una constante.
A mediados del siglo pasado, las familias wampís
comenzaron a agruparse en comunidades nucleadas, motivadas principalmente por
el acceso a la educación. Fue entonces cuando surgió el modelo de “comunidades
nativas”, impulsado por la Ley de Comunidades de 1974, que reconocía la
propiedad colectiva pero fragmentaba el territorio ancestral.
La formación del Gobierno Territorial
Autónomo de la Nación Wampís fue el resultado de décadas de organización,
experiencias comunitarias, estudios técnicos y afirmación identitaria. Fue
también una respuesta a los límites del modelo estatal.
Por este camino, en 1976 se creó el Consejo
Aguaruna y Huambisa (CAH), que representaba tanto a los awajún como a los
wampís. Desde entonces, la reivindicación territorial fue asumida como una
prioridad colectiva de ambos pueblos. En efecto, como las primeras titulaciones
no cubrían la totalidad de los territorios ancestrales, comenzaron a demandar
una “reserva comunal” integral. Este reclamo nunca fue atendido por el Estado.
Esta frustración llevó a que las comunidades wampís
plantearan una estrategia más ambiciosa: reconstruir su autonomía desde el
territorio y la cultura. De este modo, la formación del GTANW fue el resultado
de décadas de organización, experiencias comunitarias, estudios técnicos y
afirmación identitaria. Fue también una respuesta a los límites del modelo
estatal.
Consolidar la autonomía: organización, diagnóstico y formación
Desde su proclamación, el GTANW ha desarrollado un
amplio proceso de planificación y ejecución territorial. Ha realizado estudios
jurídicos, mapas culturales y acuerdos de límites con pueblos vecinos.
Paralelamente, ha puesto en marcha diagnósticos participativos sobre salud,
educación, juventud, mujeres y territorio. A partir de estos resultados,
definió cinco ejes de acción: educación, salud, economía, comunicaciones y
biodiversidad.
En este sentido, destacan la Escuela de Líderes Sharian,
que ha formado a decenas de jóvenes de las comunidades Kanús y Kankaim en
liderazgo político, historia y derechos indígenas. También se han realizado
siete talleres para comunicadores y comunicadoras, fortaleciendo la radio
Tuntui, el periódico Nakumak, el sitio web y las redes sociales del
GTANW. Estas herramientas han sido claves para visibilizar la agenda autónoma
desde la propia voz wampís.
El Código de Convivencia Comunitaria y
el Código Penal Wampís, actualmente en debate en las asambleas, buscan
fortalecer la justicia indígena y los mecanismos internos de resolución de
conflictos.
Otro hito ha sido la elaboración de un censo
autónomo que permitió corregir las omisiones del censo nacional y actualizar el
número real de habitantes. En paralelo, el proceso de zonificación territorial
con enfoque cultural e indígena ha delineado áreas de uso tradicional, zonas
sagradas, territorios de conservación y espacios productivos. Este trabajo
técnico se articula con planes de manejo que recuperan saberes ancestrales y
proponen una economía sostenible desde el bosque.
Además, se han elaborado documentos muy importantes
como el Código de Convivencia Comunitaria y el Código Penal Wampís, actualmente
en debate en las asambleas. Estas normas buscan fortalecer la justicia indígena
y los mecanismos internos de resolución de conflictos. Su desarrollo muestra la
capacidad normativa del GTANW y la profundidad del proceso autonómico.
Enfrentar amenazas: el oro, la madera, el lote 64 y la expropiación estatal
La nación Wampís ha debido enfrentar diversas
amenazas externas: la parcelación de sus comunidades, la extracción ilegal de
oro y madera, los intentos de categorización estatal del cerro Kampankias y las
concesiones petroleras sin consulta previa. La nación Wampís ha respondido con
acciones legales, denuncias, alianzas con organizaciones como la Federación de
la Nacionalidad Achuar del Perú (FENAP), y con el monitoreo ambiental a través
del grupo de control socioambiental Charip (relámpago en idioma wampís),
formado por voluntarios entrenados en vigilancia territorial.
Uno de los principales conflictos fue con la
corporación colombiana Geopark, especializada en la exploración y producción de
petróleo y gas, que pretendía operar el Lote 64 en el territorio de Kankaim.
Durante la pandemia, la empresa ingresó acompañada por el ejército, lo que
desencadenó una fuerte reacción comunitaria y una dura demanda por falta de
consulta previa. Finalmente, Geopark se retiró, pero la amenaza continúa
vigente, ya que Petroperú busca nuevos socios para explotar el lote.
En cuanto a la minería ilegal, el GTANW ha
enfrentado intentos de extracción de oro con dragas en zonas como Pastacillo.
Esta actividad no sólo contamina el agua con mercurio, poniendo en grave
peligro la salud de los habitantes, sino que fractura la cohesión social.
También se han reportado amenazas directas contra líderes como el Pamuk (máxima
autoridad) Wrays Pérez. Ante ello, el Estado otorgó medidas de protección que
aún no se han implementado eficazmente.
Finalmente, frente a la intención estatal de convertir el cerro Kampankias en un Área Protegida, el GTANW ha insistido en que se trata de un territorio sagrado para la Nación Wampís y le ha advertido al gobierno que aceptar esa categorización implicaría una expropiación indirecta. Por eso, han documentado su uso ancestral y han realizado acciones de incidencia a nivel nacional e internacional.
Diplomacia desde el territorio y proyección continental
La autonomía wampís también se ejerce en clave
diplomática. El GTANW ha establecido alianzas con gobiernos regionales,
universidades, ONG nacionales e internacionales (IWGIA, Nia Tero, Amazon
Watch), embajadas (Reino Unido, Suecia, España) y organismos internacionales
como el Foro Permanente de la Organización de Naciones Unidas o la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.
Estas alianzas han servido no sólo para visibilizar
su lucha, sino para acceder a apoyo técnico, recursos logísticos y respaldo
político. Por ejemplo, el GTANW ha logrado que algunos gobiernos regionales
reconozcan de facto su existencia mediante ordenanzas. En el plano
internacional, han presentado informes y documentos oficiales ante la ONU y la
Organización de Estados Americanos.
Frente a un Estado que aún niega el
reconocimiento jurídico a las naciones originarias, el Gobierno Territorial
Autónomo de la Nación Wampís ha trazado un camino propio, con resultados
tangibles y proyección internacional.
Además, han compartido su experiencia con otros
procesos autonómicos en Perú, como los pueblos Awajún, Chapra, Achuar, Shawi y
Shipibo. Esta red emergente de gobiernos territoriales autónomos fortalece una
visión compartida de autodeterminación indígena, con intercambio de
metodologías, estrategias y defensa colectiva.
La experiencia wampís demuestra que el autogobierno
es posible desde el territorio y la memoria colectiva. Frente a un Estado que
aún niega el reconocimiento jurídico a las naciones originarias, el GTANW ha
trazado un camino propio, con resultados tangibles y proyección internacional.
Ante amenazas extractivas o sanitarias, el GTANW ha logrado coordinar con
instituciones públicas y organismos cooperantes. Esta articulación le ha
permitido sostener una autonomía práctica, más allá de la falta de
reconocimiento jurídico formal.
Un modelo para otras autonomías
indígenas
La experiencia del GTANW no es un caso aislado. En
los últimos años, al menos una docena de pueblos amazónicos han iniciado
procesos similares de autodeterminación. Algunos ya cuentan con gobiernos
autónomos en funcionamiento, como los Chapra, Shawi o Shipibo-Conibo. Otros
están en fase de demarcación o redacción de estatutos. Estos procesos expresan
una nueva etapa del movimiento indígena amazónico.
Más allá de la lucha por títulos de propiedad, los
pueblos amazónicos plantean una reorganización del poder territorial y una
exigencia de reconocimiento como sujetos jurídicos colectivos. Desde un enfoque
de gobernanza indígena, los gobiernos territoriales autónomos articulan derecho
consuetudinario, espiritualidad, planificación territorial y estrategias legales.
Esta combinación les permite sostener una gestión práctica del territorio,
incluso sin reconocimiento legal por parte del Estado.
El Gobierno Autónomo de la Nación Wampís funciona
como un modelo de referencia, por su legitimidad interna, continuidad institucional
y capacidad de incidencia. Este pueblo amazónico ha demostrado que el
autogobierno no es una aspiración simbólica, sino una realidad en construcción.
Con resultados concretos y un horizonte político claro, su experiencia
interpela al Estado peruano y ofrece inspiración a otros pueblos que luchan por
su autonomía y dignidad.
Publicado por Debates Indígenas el 1 de julio de 2025 ,Difundido Nacionalmente por SERVINDI